Pues no me dice anoche mi marido que ¿cuándo le voy hacer un cocido madrileño? Y me lo dice así, tan tranquilo. Pero si yo no soy madrileña… En todo caso sería puchero andaluz, ¿no? Pero él, erre, que erre, y no atiende a razones. Yo hago cocido muy a menudo, pero dice que eso que yo hago, no se parece en nada a los cocidos que hacía antes. ¡No te jode! Pues claro que no. Lo mismo que tú, tampoco te pareces al que yo conocí. No te das cuenta, alma de cántaro, que estamos enfermos y no podemos comer grasas… Tú, con colesterol alto, y yo, con la tensión alta, entre otras cosas. El cocido ese que tú sueñas no lo vas a ver más en tu mesa. ¡Pues vaya rollo! ¿Sabes que sueño con una buena pringa en la mesa? Y no con ese pollo insípido, que tú le echas al cocido y encima sin sal.
Yo hago un cocido sano, con pollo y verduras, para que nos siente bien a los dos. ¡Y una mierda! Eso es sucedáneo de cocido! El que tú hacías antes, cuando estaban aquí tus hijos, ese sí, ese si era cocido, con su tocino, con su morcilla y sus carnes bien jugosas, no ese pollo raquítico e insípido, que le pones ahora. Y también recuerdo, el que nos comimos en Galicia, cuando fuimos a conocer a los padres de nuestra nuera, pienso en la fuente de carne que había en el centro de la mesa, con su aceite por encima y se me hace la boca agua. Eso sí que era una buena pringá y no lo que tú me pones ahora. ¡Pero qué dices! Tú estás chalao! En Galicia no comimos cocido, fue pote gallego, que no tiene nada que ver con nuestro puchero. Aunque hay que reconocer, que estaba muy bueno y que la madre de nuestra nuera cocina muy bien. Pero por ahora te tienes que conformar con el cocido de verduras y pollo ¿y no me digas que no tiene colorido? Las verduras le dan un color precioso y el pollo es muy sano y nutritivo. Así que no te quejes y si no te gusta ya sabes, te apuntas a un curso de cocina y te lo haces tú. Yo no pienso contribuir a que nuestra salud se agrave por tu capricho de cocido con pringá.
Voy a poner los garbanzos en remojo, buenas noches…
María López Moreno
Un monologo genial y muy ¡Divertido! ¡¡Felicidades María!!
María, que risa he pasado leyendo tú monólogo, pues eso nos pasa a más de una, hay que comer sin grasas!!
Besos