Días azules…

Mi querido maestro, Don Antonio Machado:

He leído con nostalgia y dulzura, aquellos últimos papeles ya arrugados que se encontraron en tu bolsillo el día de tu muerte. Tengo que decirte que me he emocionado, mi alma ha quedado invadida de ese tu último recuerdo a tu querida amiga Guiomar.

Seguro que te fuiste a un cielo azul como el agua del mar, donde el sol se quiebra en el devenir de sus olas, tu pensamiento puesto en el recuerdo de aquellos días en los que fuiste feliz junto a tu esposa. Eran días como tu bien dices azules donde el sol brillaba en todo su esplendor.

Mi querido Maestro, gracias por la emoción que en mi persona provocan tus versos. Te estaré eternamente agradecida por esos poemas en los que nos dices “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, o aquel otro, que nos relatas la primavera del Cristo al que no quieres cantar ni puedes, a ese Jesús del madero.

Gracias Maestro, que el cielo azul de tu juventud  de tus ilusiones y esperanzas resplandezca como un enorme sol allí donde tu corazón y tu alma se encuentren.

Siempre tuya

 

Araceli  Gómez  López

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