Una extraña intoxicación

Esta mañana, después de mi aseo personal, comienzo a hacer las tareas de la casa. Antes de desayunar sintonizo la radio y he aquí que estaba emitiendo la noticia de que un grupo de personas han sufrido una intoxicación a causa de escuchar unos poemas en mal estado.

Que barbaridad, comenté, que malos han de ser los poemas, para llegar a este punto de afligir el corazón de las personas. Tomé mis medidas antes de salir de casa. Iré por la zona donde no me los encuentre, comenté para mí.

¡Que horror! De pronto a mi lado oigo unas tenues palabras de alguien que caminaba junto a mí. Al pronto, pensé que estaba hablando por los auriculares de un teléfono móvil.

¡Qué alegría, que alboroto, tengo un perrito piloto!.

Qué dolor de cabeza me estaba entrando, salí veloz hacía el ambulatorio para ponerme en manos del especialista, y he aquí mi sorpresa: el doctor me recibió recitando con entusiasmo:

 ¡Oh dulce paciente que a mi consulta acudís, aunque no habéis pedido cita, os atiendo con amor y os receto mis pastillas “la morenita frita” para vuestro corazón!.

Qué espanto! salí despavorida, mi corazón empeoraba por momentos, mi cabeza estallaba, caí al suelo. Mi último recuerdo antes de caer en el sueño de Morfeo, fue verme rodeada de gente con mascarillas que me decían ¡señora, señora ¡ no se preocupe que vamos para el hospital.

Fui ingresada en la U.V.I. con carácter de urgencia.Todo estaba aislado del mundo exterior y gracias a la sensatez de aquellos doctores mi corazón y mi cabeza se vieron aliviados de aquella pesadez.

Más tarde me informaron que hubo un bando del Excelentísimo Ayuntamiento de Linares, que decía así:

Serán recogidas todas aquellas personas que se encuentren bajo los efectos de los poemas floridos y llevados urgentemente a la U.V.I. del HOSPITAL  SAN AGUSTÍN, DE LA CIUDAD DE LINARES, para su pronta recuperación.

EL ALCALDE.                                                                                     

 

 Araceli Gómez López

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