El poder de una mirada…

Hacía mucho frío. Las calles estaban solitarias y él caminaba sin rumbo como todos los días. Cargaba con un saco de dormir y una pequeña bolsa con sus míseras pertenencias. No tenía hogar, ni amigos, había llegado ese mismo día a esa ciudad caminando, buscando algo de trabajo para poder sobrevivir. Estaba cansado y hambriento y se sentó para resguardarse un poco del frío y a la vez descansar  en un portal.

Entonces lo vio. Tenía unos ojos tristes y suplicantes. Él también tenía frío y hambre y al principio se sintió cohibido, pero se fue acercando poco a poco y al comprobar que lo acariciaba se arrebujó junto a él. ¡Cuánto puede decir una mirada¡ Sus ojos suplicaban y el hombre comprendió la súplica. Se incorporó para seguir adelante y el perro se quedó quieto. Un pequeño gesto con la mano, fue suficiente para que lo siguiera…

En ese momento los dos supieron que nunca más volverían a estar solos. Los amigos se encuentran con la mirada…

María López Moreno

5 comentarios sobre “El poder de una mirada…

  1. María que emotivo.Me has hecho acrdarme e mi perrita Luna.Cuánta compañía pueden llegar a darnos y cuánto cariño recibimos.

    Felicidades Mari

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