A mi amigo Federico…

España vivía uno de los momentos más convulsos de su historia. En el gobierno había una coalición de izquierdas conocida como como “El Frente Popular” pero su estabilidad duró poco, a causa del golpe de Estado del 17 y 18 de Julio de 1936, promovido por una parte del  ejército y que desembocó en la guerra civil española.

En esta etapa tan convulsa de la historia de España, yo marché a Madrid.

He nacido en un pequeño pueblo costero de Asturias, concretamente en Lastres. Pertenezco a una familia acomodada de tradición católica. Me tengo por una persona de carácter afable, si bien he de decir que en ocasiones me dejo llevar por mis impulsos más primarios.

Me licencie en derecho por la Universidad de Salamanca. En este momento de mi vida y a la edad de 30 años , tuve que marchar a Madrid para hacer oposiciones a Notaría. Allí fui a hospedarme a la Residencia de Estudiantes de la capital. Conocí a muchos poetas de la llamada generación del 27 , a cineastas como Buñuel y a pintores como Dalí. Congenié con todos  ellos , pero en particular con un colega mío, al que tenía una especial admiración por su forma de enfocar todos los acontecimientos. Quedaba admirado cuando recitaba su poesía , o nos tocaba el piano, o bien nos representaba alguna obra de teatro. Su donaire y su don de gentes dejaba embelesado a todo aquel que allí se encontraba.

Fue así como conocí a Federico García Lorca. Entablamos una sincera amistad. Por entonces  Federico , era gran amigo de Fernando de Los Ríos, Ministro de Instrucción pública , quien lo nombra su secretario.

Como bien he dicho antes, tuvimos la desgracia de que un grupo de militares atentara contra la maltrecha estabilidad del país, llevando a cabo un golpe de estado.

Mi amigo Federico ante los últimos acontecimientos acaecidos en la capital , fue aconsejado que se trasladara a Granada  su ciudad natal. Así lo hizo.

Yo por mi parte tuve la suerte de sacar las oposiciones a Notaria , yendo a ocupar la plaza a un pueblecito de Granada. Allí teníamos ambos muy buenos amigos, entre ellos el poeta Luis Rosales.

Habiendo yo acabado la lectura de un testamento, y concluida mi jornada laboral me dirigí hacía mi casa. Iba yo ensimismado en mis pensamientos cuando tropecé con un amigo común de Federico y mío. Me hizo ver el momento tan delicado en el que Federico se hallaba. Habían llegado a él , comentarios de otros amigos falangistas, los cuales querían acabar con la vida del poeta. Parece ser que les era molesto. Di las gracias a mi amigo por la información  y me dirigí con prontitud hacía Granada.

Valiéndome de la amistad que tenía con el gobernador civil de la capital, solicité ser recibido por el mismo. Apelé a su magnanimidad e le insté para que hablara  con quien  correspondiera , para evitar dicha tropelía. Realizó algunas llamadas, de las que deduje por la expresión de su rostro, que las noticias eran satisfactorias.

Me tranquilizó y aconsejó que le trasmitiera a mi amigo que se exiliara de este país ante la prontitud de acontecimientos que él ya no pudiera evitar. Así lo hizo, y con alegría contenida a la vez que preocupada, me dirigí hacía la Huerta de San Vicente, donde se hallaba Federico.

Le encontré en el porche de la casa con la mirada perdida en el horizonte, donde se divisaba la Alhambra. Era una imagen de una hermosa belleza. Nos  abrazamos  y tuvimos una larga conversación. Le mostré mi  preocupación ante las noticias que me habían llegado. Sin más dilación,  Federico tomó la determinación  de partir al día siguiente hacía Méjico.  Me dolería su ausencia , pero sabría que lo tendría en la distancia.

Partió hacia Almería , donde previamente y con la intervención de unos amigos quienes tenían todo preparado para su embarque hacía América.

Fue el destino de muchos exiliados, entre ellos el del gobierno de la Republica en Pleno.

España continuó en guerra durante tres años más.

Yo tuve noticias de Federico, a través de amigos comunes, y así supe de sus éxitos en el teatro, y  de su poesía.

Acabada la guerra y valiéndome de la amistad de ciertos compañeros afines al régimen impuesto, viajé con mi familia a Méjico. Allí estuvimos una larga temporada, disfrutando de su compañía. Tuvimos largas conversaciones que enriquecían mi espíritu. Conoció a mi mujer y a mis hijos. Uno de ellos lleva el nombre de Federico en su honor. Hablamos de su nostalgia , de su Granada del Sacromonte y de su Albaicín. Añoraba aquellas primaveras por las calles y plazoletas  de su Granada.

Gracias Federico, desde esta España de Pandereta como bien decía Machado. La que no ha sabido valorar tu arte y tu ingenio..

Algún día las generaciones venideras te estudiarán y te admirarán..

Gracias, Gracias Federico por honrarnos a mi familia y a mí con tu amistad.

 

Araceli Gómez López

2 comentarios sobre “A mi amigo Federico…

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