Esplendor

A través de su mirada que acaricia el tiempo, puedo  penetrar en sus recuerdos.

Su rostro de mujer madura llena el primer plano. Una leve sonrisa ilumina sus facciones; la mirada fascinada y quieta recorre su pasado.

Al fondo  detrás de ella veo una luz diáfana, el verde brillante de los naranjos, y las viejas ventanas pintadas de un verde luminoso, que simula la juventud de las rejas. El verano está en todo su apogeo.

En un momento, sus evocaciones se hicieron visibles y su corazón se llenó de gozo, casi podía palparlos.

Un patio, una escalera hecha con bastas losas rojizas. Una baranda de hierro la circunda, y como en una obra de teatro todo está a la vista. La cal brilla por todos lados, y las macetas llenas de claveles rojos asomadas al pretil de la terraza, completan la imagen de sus recuerdos. Una música muy querida para ella  “Cinema Paraíso”  invade todo su ser; y danza y danza rodeada de sus cinco amores que hacen piruetas para agradarla; todos se rinden a la alegría, a la ternura y al amor, y el cascabeleo de unas risas de niños llena su corazón de un inmenso agradecimiento.

El esplendor del verano estaba en su interior. Y fue árbol, pájaro, tierra, espiga…y música.

En el cálido viento reina la amapola

Y en su leve celosía renace, una…y otra vez.

 

María Luisa Heredia 

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