Mi madre fue una rosa, alada, cálida fina olorosa…pensó que era la reina de las flores, que viviría por siempre, pero solo duró unos días cuando la invadió el calor.
Yo en cambio, nací seria, sencilla, no me gusta la arrogancia y con los años, me fui convirtiendo en lo que soy: una rosita de enredadera, fuerte y resistente.
Soy alegre y bonita, vivo en un apretado ramo junto a mis hermanas gozando de su cariño, de su contacto, dando alegría y fragancia a la calle en que vivo.
Decididamente soy feliz en mi destino rodeada de tantas flores que alegran la vida dando ilusión y cariño a las almas solitarias.
Lola Costarrosa
Lola tu rosa de enredadera es preciosa . Me ha gustado como describes ese pequeños rosales,. Lo has hecho con mucha sensibilidad. Felicidades Lola
Lola, tu creatividad y tu gracia escribiendo, se pone de manifiesto en este bello soliloquio.
¡¡Felicidades!!
Lola, tu rosa es fuerte y preciosa, bonito tú soliloquio!!
Un relato, alegre y positivo, sacas lo bueno de las cosas, reflejas que sabes sacarle provecho a la vida. Enhora buena, sigue así.