Tú, que dejas caer las hojas marchitas…

-Carta al Otoño-

Querido Otoño:

Hoy  paseando por las calles empedradas de mi ciudad, he percibido la calidez de tu llegada.

Contemplo ensimismada en un mundo de fantasía, el manto marrón y ocre que se me ofrece al paso de mi camino. Son las hojas que caen tímidamente para decirme que un nuevo ciclo de la vida ha comenzado.

Es tu calidez la que me  hace recogerme gratamente al abrigo de una mantita en el más cómodo sillón de la casa con un buen libro sobre el regazo , dejándome llevar por el murmullo de la lluvia que suavemente acaricia los cristales.

Contigo he aprendido a reflexionar y meditar acerca de la trascendencia y lo efímero de la vida.

Tú que dejas caer las hojas marchitas ,para poner fin a una etapa y dar la bienvenida al frio y riguroso invierno. Es en  la serenidad de tus días donde contemplo la belleza de un paseo  o el dulce atardecer que tanto bien hace a mi alma.

Eres tú mi buen amigo,  un símil con la vida: tú  te desprendes de esas hojas ya inservibles para dejar paso a nueva savia,  y nosotros en el otoño de nuestra vida, vamos dejando todo aquello que por naturaleza o por sabiduría se queda a lo largo del camino.

Me despido de ti agradeciéndote estos meses  de tránsito  que tanto bien hacen a mi alma.

Desde mi  ventana seguiré contemplando esa fina lluvia que cada atardecer me saluda cálidamente, y arropada en mi viejo sillón,  soñaré con la placidez  que me envuelves.

 

Araceli  Gómez López

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