Esta tarde, en el cálido refugio de mi hogar y arropada por unas calentitas faldillas, me han venido a la memoria recuerdos de mi infancia. Un patio con árboles centenarios y un jazmín en uno de sus rincones, donde lucia primorosa una Virgencita a la que durante el mes de mayo, le ofrendábamos hermosas canciones.
Aquel aire fresco, de la mañana después de una noche de lluvia, la tierra mojada y el olor a aquel jazmín, dejaron aromas que perfuman los recuerdos de mi infancia…
A la salida del colegio por calles empedradas y estrechas, viejos caserones de piedra y alguna plazoleta, los chiquillos jugábamos entre la fragancia del azahar y a rosas primorosamente cuidadas.
Había frescor en aquellas mañanas infantiles donde correteábamos por las aceras jugando, envueltos en aquel aroma imperceptible a la vista pero que quedaba calado en el aire y en nuestros juegos.
Al fondo la torre del campanario que tañía sonido a primavera…
De vuelta a casa, en la cocina se hallaba mi madre cocinando un rico puchero que recién retirado del fuego prometía ser un reconstituyente para el paladar y para el espíritu. Aquel olor siempre me traerá el recuerdo de mi hogar.
Así continuaban mis días y cada mañana el aroma de mi madre recién levantada, su delicadeza y el perfume de aquella colonia que en un tarro de cristal reposaba sobre una blanca repisa.
Son los olores de mi hogar, de mi colegio, de las calles que diariamente recorría con la sonrisa y la alegría de los sueños infantiles, aromatizados por aquellos olores de los que mi corazón y mi alma han quedado impregnados.
Mi infancia es el cálido recuerdo de mi madre
de mi colegio
y de aquellas calles empedradas
perfumadas por la hermosa primavera…
Araceli Gómez
Querida compañera, con una cálida alegría y profundo sentimiento, has dejado en este relato, un bello recuerdo de tu amada niñez.
¡¡Felicidades Araceli!!
Has sabido plasmar un sentido relato de los agradables olores de tu infancia, para disfrute de todos. Recuerdos lejanos que están prendidos en tu corazón. Enhora buena.