El paisaje está hermoso: la primavera ha llegado. El lago de aguas cristalinas, refleja orgulloso su colorido en él. De vez en cuando se oyen susurros de amapolas, cantares de margaritas, palabras por doquier, de todas esa flores que forman una sinfonía de sonidos.
Suspiros, lamentos, nombres y cantares. El poeta siente vibrar el lago. Él, canta con la fuente cristalina, que emana de sus aguas. Está solo, pero se siente acompañado por todo esos rumores hermosos, que arranca el viento de la tarde. La grandeza del paisaje lo inunda y su soledad se mitiga, hasta hacer que la melancolía de su espíritu se serene, en su inefable alma y se siente acompañado…
Este relato es relajante. Describe un paisaje bucólico, de cuento. Enhora buena, Mari.
Muchas gracias Antonia por tu comentario. Tu también escribes muy bonito!! Felicidades…