Testigo fiel…

Caminaba lentamente sin rumbo fijo; sentía frío, cansancio, amargura… había llegado hasta allí solo por inercia, por costumbre. Allí en ese puente donde tantas veces fue feliz con su querida familia y amigos, en esos días de campo llenos de alborozo y alegría; recordaba cómo de la manita de su hija contemplaba plácidamente a los pequeños peces que se arremolinaban felices picando el pan que la niña guardaba para ellos.
Se paró a contemplarlo. Ahora el río, después de una fuerte tormenta corría alocadamente con su crecido caudal buscando siempre una salida. Lo miró ansiosamente. -Si tuviera valor…
En tres años, su vida había dado un vuelco total y espectacular. Álvaro, su querido Álvaro, había conocido a una mujer que en poco tiempo anuló su voluntad y su vida.
La niña tuvo la gran ayuda de su abuela pero ella, consumía su vida en una depresión que nunca tuvo final, tristemente su vida languidecía, nada la hacía reaccionar, ella solo pensaba en la muerte como meta para su fracaso en la vida, se desquiciaba cada día más, morir, morir, -era su obsesión.
Al fin se decidió: con decisión y firmeza logró sentarse en el arco del puente mientras su vista no se apartaba de aquellas furiosas aguas que la atraían irremisiblemente. Con agilidad, sin miedo se puso de pie en el pretil y estiró sus manos decidida a lanzarse.
De pronto, vio con sorpresa unas manos cerca de las suyas con la misma decisión y soltura deseando compartir aquella descabellada decisión que surgió de su cabeza enfermiza. Volvió la cabeza y, ¡Dios mío Álvaro, que haces aquí! pudo articular. Sus piernas se debilitaban y él tuvo que sostenerla rápido mientras la abrazaba.
Te he seguido Eva. Llevo mucho tiempo intentando acercarme a ti, nadie se fía de mí (comprendo que con razón) ¡Yo, haré lo que tu hagas, puedes estar segura! Hace mucho tiempo que comprendí que nunca podré vivir lejos de ti y de nuestra hija, te quiero, perdóname te lo ruego…
Eva sintió la mano protectora de Álvaro con su dulzura de siempre y aquellos ojos llenos de cariño como antes los recordaba…
¿Te ayudo o nos tiramos? Estamos a tiempo, pero yo creo que es mejor que celebremos mañana tu cumpleaños en aquella cueva que tan felices nos hizo cuando nos conocimos
Despacio fueron deslizándose hasta bajar del puente y sellaron su cariño con un fuerte abrazo lleno de promesas…
Encima de la loma, entre crestas de montaña y nubarrones, resplandecía una luna llena, grande, burlona y condescendiente.

Lola Costarrosa

3 comentarios sobre “Testigo fiel…

  1. Un relato de desamor realizado con bellas descripciones e imágenes literarias. Pleno de emociones y con un desenlace feliz donde triunfa el Amor.
    Te felicito Lola por esa forma tan emotiva con la que realizas tus relatos. Felicidades

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