Concepción Arenal en mi recuerdo…

Concepción Arenal fue una persona a la que admiro y recordaré siempre…

Esa niña, primero, con la pena de perder a su padre  en el exilio y con él esa fortaleza que los dejó sin el sostén que un padre daba entonces ya que se quedaba desprotegida para todo.

Yo era su compañera de colegio donde nos hicimos muy amigas y tuve el honor de conocer parte de sus luchas mentales, y parte de esos sueños  que siempre llevó consigo. La recuerdo con esa mirada de dolor y al mismo tiempo dura e independiente ya que de su padre heredó esa resolución que siempre llevó sin importarle lo que le ocurriera.

Al morir su padre se trasladó con su madre y hermanas a Cantabria y después a Madrid donde hizo una vida acoplada al sentimiento de su madre que no se parecía para nada al modo de vivir de su padre que tanto luchó por sobrevivir con sus principios . Se educó como cada niña en aquella época; fue a la muerte de su madre cuando su espíritu audaz, resolutivo y soñador, tomó la acción de vivir a su manera y en cierta manera se encontró libre para hacer lo que siempre había soñado sin la represión que siempre había vivido hasta ahora, tenía 20 años.

Después de pensarlo mucho, tuvo la valentía de cortarse el pelo y hacerse pasar por hombre, para pasar desapercibida con los jóvenes que estudiaban derecho en la universidad hasta que al fin fue descubierta y le hacen una prueba para ver si era cierto que aprendía lo que ella decía y efectivamente superó la prueba sin dificultad por lo que, la dejaron seguir con las limitaciones de no compartir nada con sus compañeros y no haría exámenes ni recibiría título alguno: entre clase y clase la pasaba en una habitación sola, a pesar de lo cual, tuvo la fortaleza de seguir sus estudios hasta el final.

En algún momento, conoció al escritor Fernando Gracia Carrasco con quien se casó en 1848 con el que tiene tres hijos y da comienzo su carrera profesional como escritora en el diario liberal ”La iberia” donde escribe sobre el progreso común.

En 1857 muere su marido,  también su hija mayor con dos años. La vida nunca la dejó gozar de una vida junto a los suyos, por lo que, abatida por sus pérdidas se vuelve a su querida Cantabria en Liébana donde vivió un tiempo en su niñez. Allí nos volvimos a reencontrar y volvimos a vivir una amistad llena de comprensión y cariño,  de ideas compartidas y otras que me hizo vivir y que solo podía tener ella en esa cabeza pensante y activa que tuvo hasta el final de sus días.

Allí, lejos de vivir como ella pensaba, -tranquila- conoció a Jesús Montecristo que la introduce en las conferencias de San Vicente de Paúl. Encuentra entonces  la vocación a la que se dedica hasta su muerte ayudando al que lo necesita. Se convierte en la primera mujer premiada por la academia de ciencias morales y su nombre llega a oídos de la reina Isabel II que la nombra visitadora de prisiones y cuando ella ve cómo viven las reclusas se moviliza para ayudarlas y pide abiertamente una reforma del código penal por lo que los mismo que le ayudan a entrar la despiden, y tras la república del 68 el gobierno  la nombra inspectora de corrección de mujeres y ella se siente mal por lo poco que puede ayudarles.

En medio de todo esto, funda un periódico que denuncia los abusos en cárceles y hospicios y hace un patronato para ayudar a familias desfavorecidas, crea la constructora benéfica, y dedica los pisos a los obreros, y dirige un Hospital de soldados durante la tercera Guerra Carlista. También escribe sobre la condición desigual de la mujeres respecto al hombre, un tema al que vuelve una y otra vez hasta el momento de su muerte que tendría cerca pues, no gozaba de salud precisamente sus dolores siempre iban con ella sin dedicarle una mirada.

Al final de la vida nos unimos en un abrazo y nos ayudamos entre risas y conversaciones que nos llenaban voluntad de seguir adelante sin muchos traumas. Allí fue donde me contó tantas anécdotas de su vida y yo supe su valía aunque ya lo suponía. A pesar de todo nos sentimos muy queridas en ese último tiempo que le quedaba. Para su homenaje final no se me ocurre nada más que recordar este lema que hizo suyo y para toda la humanidad.  “La pasión es un torrente para el hombre; para la mujer, un abismo”.

 

Lola Costarrosa

2 comentarios sobre “Concepción Arenal en mi recuerdo…

  1. Querida Lola. Ante todo felicitarte por este hermoso y autentico relato, que has escrito sobre Concocción Arenal. En el se nota la admiración que sientes por ella, como mujer rompedora y valiente. En ese aspecto de la vida tu tienes mucho que decir. Hacerte su amiga en el relato, dice mucho de tu alma rebelde.
    La frase de esta extraordinaria mujer: cierra con gloria tu relato,
    «La pasión es un torrente para el hombre; para la mujer, un abismo»
    ¡Enhorabuena Lola!

  2. Lola , tu relato escrito con prosa limpia y bien estructurado, es fiel reflejo del sentir de la autora del mismo.
    Nos la presentas como una amiga . Te has valido de este recurso para narrarnos una bella historia.
    Te felicito por hacernos vivir la literatura a través de tu escritos.

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