Iba don Quijote un poco relajado descansando de una aventura, hablando con su escudero; asombrándose de la lucidez que desprendía Sancho a pesar de la incultura y de su mal vivir, había veces que lo dejaba atónito con sus salidas espontáneas y lúcidas.
De pronto, se topó con una familia que yacía derrotada, unos por el suelo, otros, mirando fijamente todas sus cosas esparcidas, rotas, inútiles… Les habían robado todo lo necesario, incluido un borriquillo que cargaba todos los enseres necesarios para ellos. Una mujer con una niña en brazos lloraba silenciosa y amargamente, y más allá, dos chicos adolescentes descansaban en el suelo heridos y sucios de la pelea que tuvieron con tan mala gente, mientras el padre, corría detrás de los ladrones monte arriba.
-Cuénteme señora, ¿Qué ha ocurrido? Dijo don Quijote a la mujer.
-Los ladrones nos han robado después de pegar a mi marido y mis hijos, ¿Qué vamos hacer ahora?
-No se alarme señora, los buscaré y, le aseguro que todo volverá a sus manos. ¡La justicia siempre gana!
Alcanzó el caballero al pobre hombre que apenas se tenía en pie de tan herido y cansado. -Descanse, -le dijo, yo los alcanzaré y, por mi condición de caballero andante, todo lo pondré en su sitio.
-¿Por fortuna no serás el caballero Don Quijote de la Mancha?
-Así es amigo mío. Agradable es que me conozcáis, ¿Acaso nos hemos visto?
-Señor le conozco de siempre, vos sois el caballero que soluciona todos los entuertos de los pobres desgraciados, no dudo de que os haréis cargo de esta injusticia y esos malditos ladrones devolverán lo que es nuestro y la paz volverá a nuestra vida. Gracias señor dijo cayendo de rodillas para besar sus manos.
-¡Sancho, adelántate y detenles!
-¡No puedo detenerme, no quiero que se me escapen! pero dígame; ¿ De qué me conoce? ¿Quién sois vos?
-Señor, le conozco de los libros. Yo también viví la aventura. Yo soy, “El Lazarillo de Tormes.
-¿Cómo es posible? El lazarillo apenas era un niño…
-Claro señor es cierto, pero ya sabe vuecencia que todo va cambiando con el tiempo, me casé señor y, ya ve usted…
-No sé… Dijo el caballero rascándose pensativo la frente.
¡No puedo pararme, volveré enseguida y seguiremos hablando!
Lola Costarrosa
Querida compañera, le has dado a tu relato todo el encanto, gracia y luminosidad, que junto a la buena literatura: han hecho de tu pequeña narración, una gran historia. Añadiendo así, una nueva aventura, a las andanzas del «Ingenioso Hidalgo» Don Quijote de La Mancha.
¡¡Felicidades Lola!!
Un relato lleno de ingenio, con una trayectoria amena, donde el argumento nos deja prendidos.
Escrito desde la ilusión que la autora pone en sus relatos. Uno más, escrito desde su buen hacer, con una prosa que llega al corazón,.
Una nueva y divertida aventura donde «El caballero , lucha con malandrines.
Te felicito Lola por el enfoque y la prosa clara que has empleado.