Resplandor en la arena, relato de Araceli Gómez

Érase una vez un pueblecito cercano a la costa, sus habitantes curtidos por el cálido sol, eran ávidos pescadores, gente alegre, como la luz que bañaba sus arenas. Poseía también este pueblecito, un gran prado donde pastaba el ganado. Sus gentes eran felices, pero acaeció un hecho, tristemente, a sus costas llegaron unas algas negras   que empobrecieron sus aguas. Los niños ya no podían ir a bañarse , y los pescadores dejaron de salir a faenar por la falta de pescado.

Sucedió que un día,  un niño caminando entre las algas, observo  una luz entre la viscosidad de aquellas  arenas, y oh! qué sorpresa, apartó con sus manitas aquellos enjambres  viscosos,  y un gran destello iluminó todo el entorno. Era una bombilla de cristal finito, y un ramillete de coloridas flores en su interior. ¿Cómo habría llegado aquello allí?, cogió aquella bombilla , pensando que había encontrado un tesoro, el destello de aquellas   flores fluorescentes lo tenían feliz. La escondió en un acantilado, donde no había acceso desde la orilla. Con gran dificultad ascendió entre las rocas escarpadas  hasta   llegar donde  él   pensó que  estaría segura.

La bombilla, como si de un faro se tratara resplandecía en la noche, de tal manera que la población viendo aquella luz proveniente de las rocas pensaron en un hecho extraño.

El niño callaba, él sabía de donde provenía aquella luz. Cada tarde iba a contemplarla y aquellas flores, como semillas  sembradas en las rocas, comenzaron a  multiplicarse, las algas fueron  perdiendo su viscosidad y acabaron  secándose , el mar como un torbellino bravo, engulló todo aquel manto negro, las aguas comenzaron a limpiarse y los pececitos se dejaron ver en sus cristalinas aguas.

Los pescadores retomaron sus faenas en la mar , aquellas rocas florecían ,  el viento las balanceaban y la brisa del mar las acariciaba. Al anochecer la luz que desprendía  aquella bombilla, iluminaba toda la costa.

Era un misterio. El pueblo pensó que aquella luz proveniente del acantilado,  había secado aquellas algas viscosas. Sólo el niño tenía el secreto, aquella luz había obrado el bien, devolviendo la alegría a los niños, que pudieron de nuevo jugar con la arena de aquella playa , y los pescadores en la noche, estaban guiados por aquel resplandor que emergía entre las rocas,  y que tanto bien les había traído.

 

2 comentarios sobre “Resplandor en la arena, relato de Araceli Gómez

  1. Querida compañera Araceli, sin duda tu bello y ejemplar relato, esta hecho con armonía, sensibilidad y amor. Y esa luz que se enciende entre la maleza, es la luz que necesita el mundo, para compartir el bien.
    ¡¡Felicidades! ¡Bellísimo!

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