Camille Claudel, (1864-1943) magnífica escultora, hermosa mujer y musa de Rodin, a lo largo de su vida fue desposeída de todo su bagaje como genio y como mujer.
Una escultora de su categoría y talento, a pesar de la invisibilidad que las mujeres tenían en esa época, ha trascendido la historia por su valía como artista creadora; también como mártir de una época, de un hombre (Rodin) déspota, insensible, ruin y ególatra; un escultor que junto con su obra usurpó los derechos de Camille, absorbiendo la gloria que a ella pertenecía.
Víctima de su madre y su hermano, que nunca le perdonaron disfrutar de su libertad dado el “deshonor” que ello les causaba, la sepultaron en un psiquiátrico hasta su muerte. Fue víctima (digamos universal) de Rodin, de su hermano y de su madre que fue su peor enemiga.
“…no quede yo para siempre en esta nada con barrotes que es la prisión de locos, donde mi madre y todos ustedes me han confinado, por haber sido Camille y mujer, Camille y artista, Camille y amante y libre.”
Durante su encierro (que duró treinta años) se le prohibió expresar su genio. Sus manos lentamente se deshicieron fundiéndose con las paredes de su prisión. Su creatividad junto con su alma, voló a través de la ventana de su celda; y todo quedó impregnado de un silencio respetuoso que junto a la brillantez de su obra ha traspasado el tiempo, y hoy podemos recrearnos, (aunque con tristeza) con la hermosísima y elegante obra, de Camille Claude.
Mª Luisa Heredia Castillejo
María Luisa has resumido la vida de esta gran mujer de una forma cercana . Empatizamos con ella y con su sufrimiento.
María Luisa, que bien Le has sabido sacar la esencia de su existencia. Es una muestra de las muchas mujeres que han sido escondidas porque brillaban demasiado.
Eres especial para sacar el contenido de esa mujer con tanta fuerza