Contemplo cada amanecer el inmenso bosque del que estoy rodeado. Me plantaron en este lugar junto a otros árboles amigos hace ya unas décadas. Aquí he pasado otoños inviernos veranos y hermosas primaveras.
Este verano ha sido caluroso, pero por mis ramas he sentido correr la vida.
Llegó el otoño, con su tenue luz y mis hojas quemadas por el sol abrasador del verano comenzaron silenciosamente a despojarse de mí. Atardeceres embriagadores, donde contemplo a mis compañeros en la lejanía cómo se desprenden de su ropaje. Hojas enmohecidas ya inútiles e inservibles…
Espero con placidez en estos días otoñales la llegada de la próxima primavera donde la savia aflore nueva vida en mis ya quebrantadas ramas. Os he dicho adiós sin acritud y siempre a la espera de la primavera donde mis hojas darán cobijo a nuevas vidas.
Que la lluvia del invierno os confunda con la tierra. Vendrán más otoños de atardeceres plácidos y de hermosas mañanas. Os iréis con el viento, pero siempre me volveréis a arropar con la savia de una nueva primavera.
Araceli Gómez
Bonito paisaje!!
¡Precioso! Se puede pasear por ese bosque y sentir el susurro del árbol.
¡Enhorabuena Aracelis!