Versos para Federico García Lorca

Tarde de julio

fortaleza de trigos maduros

remolinos dorados

brillo de guadaña.

Erótica tierra

preñada de olor a mies.

Un sol apasionado

amarillo y rojizo

ciega la mirada del hombre.

El sudor empapa su rostro moreno.

Suavemente

danza la brisa entre los trigales

y seca la frente

del segador.

Cae la noche

y la luna en creciente

baña de plata

el sembrado de avena.

La mirada cansada

de un viejo pastor

contempla extasiada

el azul transparente

de la lejanía…

soñadora y mística.

 

Mª Luisa Heredia

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