Era 15 de Agosto de un caluroso día . La ciudad se hallaba en fiestas. Por la ventana llegaba un bullicioso ruido y una alegre música procedente de una charanga.
Me encontraba preparando el equipaje , porque a la mañana siguiente habría de hacer un viaje hacía la Habana. La maleta llevaba ropa cómoda y ligera, las temperaturas que allí me encontraría serían elevadas.
Eran las cinco de la mañana cuando sonó el despertador. El taxi que ya había contratado previamente se hallaba esperándome en la puerta. La ciudad descansaba . En la calle se veían los últimos rezagados de las fiestas.
Llegamos al aeropuerto Federico García Lorca Granada Jaén. Allí embarque y partí rumbo a la Habana.
El viaje fue cómodo y tranquilo . Por mi mente comenzaron a pasar imágenes de esa bella ciudad hasta que caí en un dulce sopor. Sólo fue interrumpido por la voz del comandante que nos comunicaba que estábamos avistando la ciudad de la Habana y que en breves minutos aterrizaríamos en el aeropuerto José Martí.
Allí me esperaba un coco taxi . Eran unos grandes coches amarillos descapotables.
El hotel era un antiguo palacete de estilo colonial. Me condujeron hacía mi habitación. Era espaciosa con una gran cama con cuatro grandes columnas. Dormí a pierna suelta. A las ocho de la mañana fui despertada por un apuesto camarero que me traía cacao y unas frutas tropicales en una bandeja. Quedé impresionada por la apostura de aquel hombre. Luego pude comprobar que sería mi guía en mi visita a la Habana.
Me condujo por el casco viejo de la Habana , por sus bellas calles y sus casas coloniales, algunas desvencijadas del paso del tiempo, y donde sus mujeres hombres y niños charlaban como si el tiempo se hubiera detenido . Después de este recorrido acabamos en la bodeguita del medio, era una visita obligada. Allí tomamos unos mojitos, donde los efluvios del alcohol hicieron su efecto en mí. Vimos amanecer en el malecón, allí surgió algo inesperado entre los dos. Fue en ese momento cuando decidí que era en aquel lugar donde quería pasar el resto de mi vida.
Araceli Gómez
Un viaje precioso Araceli. Me has transportado contigo a él…felicidades!
Un viaje, sin retorno, con encanto. Enhora buena.
Araceli, un viaje precioso en la Habana, en esos lugares tan bonitos y acogedores te gusto tanto, que decidiste quedarte en ese lugar. Enhorabuena.
Precioso y delicado relato.El placer y la ilusión de la protagonista hacen al lector disfrutar de la alegría del viaje.
Bien conducido hasta el final, acaba en una bonita historia de amor, entre la protagonista y Cuba.